Es sin duda un héroe nacional. Destacado militar (en España, luego de treinta y dos combates, no tuvo un solo rasguño), defensor de la Patria y notable gobernante.  Manejaba muy bien las armas blancas y sabía defenderse con mucha habilidad.

A los once años ingresa en la escuela militar (España) y a los trece, por su increible astucia, ya es enviado a pelear al norte de  África. Voluntariamente, elige estár en la Compañía de Explosivos (Granaderos).  

A los quince años, ya es Comandante de Tropa. En la primera batalla de Arjonilla,  el soldado Juan de Dios,  le salva la vida. (Tuvo dos Cabrales) San Martín mata diez y seis franceses él solo, en aquella ocasión.  Su desempeño allí, ya lo hace famoso y aparecen las primeras publicaciones en las gacetas españolas, que hablan de su increíble valentía.

Corrían tiempos en que España luchaba contra Napoleón. El mundo estaba muy politizado y San Martín ya perfilaba de liberal (sólo en política. En lo económico, era defensor de la intervención amplia de Estado).

Fue el gran precursor de la "Guerra Psicológica" (que perdura hasta nuestros días), utilizando más de setecientos espías en la Guerra Libertadora de Chile. Amaba el secreto.

Con la creción de la Logia de Cadiz, decide volver a la Argentina, sintiéndose más americano que nunca, dispuesto a liberar a América del yugo europeo.

En la Argentina, juega un papel preponderante como Libertador de tres países: Argentina, Chile y Perú.

Años más tarde y, agobiado por las desinteligencias con Bernardino Rivadavia (nuestro primer presidente), decide volver a Europa, específicamente a Francia.  Corría el año 1829.

El Libertador falleció a los 72 años, el 17 de agosto de 1850, en su casa de Boulogne-sur Mer (Francia). Sus restos fueron repatriados en 1880, a bordo del vapor ARA “Villarino” y actualmente descansan en el mausoleo de la Capilla Nuestra Señora de la Paz, en la Catedral Metropolitana.

San Martín antepuso siempre el bien común al interés propio. Por su obra, ejemplo y legado, vivirá en la inmortalidad y en el corazón de cada habitante de esta tierra.

Para entretenerse un ratito: Cabral

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