Comienzo a tener bastantes años encima. Cruda realidad que me permite tener experiencia de vida.

A lo largo de ella, he visto idas y venidas en lo que respecta a los avances de la medicina. Lo que en otros tiempos estaba prohibido (o por lo menos, poco acosejable), ahora resulta que se promueve todo lo contrario.

Indudablemente y, a pesar de que la Medicina avanza tres casilleros y retrocede uno, no podemos más que reconocer que la evolución de esta Ciencia es indudable: la espectativa de vida de hoy, supera amplamente la de la generación anterior.

O sea, debemos reconocer los aciertos de la Ciencia Médica.

Hay información,  sin embargo, que todavía no termina de ser coherente. El discurso del consumo diario del huevo, es aún una gran incógnita.

Los huevos tienen una mala reputación en la comunidad saludable porque se los asocia con el colesterol y el aumento de peso; otros, en cambio,  dicen que podrían provocar un ataque de corazón y la gente que quiere adelgazar evita incluirlos en sus dietas

Pero recientemente, hay una fuerte tendencia a pensar que comer de dos a tres huevos a la semana, para las personas sanas, sería muy aconsejable.

Resulta ser que el huevo dota de una muy buena cuota de energía, y comerlo en el desayuno, nos pondría pilas extras para enfrentar la cotidianidad.

Creo oportuno comentar que, viviendo en la era de las comunicaciones, no podemos creer todo lo que aparece en internet. Tengamos cuidado revisando las fuentes. Que aparezca on line, de ninguna manera lo valida. Aclarado este  punto y, comprometiéndome a la seriedad responsable, detallo a continuación, los beneficios del consumo del huevo:

Calorías, proteínas, grasas saludables, ácido fólico, calcio, zinc, fósforo, selenio y un montón de vitaminas.

La conclusión aparente es que, las personas sanas, deberían comer huevos, dos a tres veces a la semana, desde luego, evitando comerlos fritos.