Eid al-Adha: Fiesta del Sacrificio
Foto de www.istockphoto.com
El Eid al-Adha se caracteriza por la ofrenda de un sacrificio animal (comúnmente una vaca o un cordero macho), como acción de gracias a Dios por salvar la vida de Ismael, hijo del profeta Abraham.
También llamada Aid al-Kebir (Fiesta Grande), esta festividad conmemora el pasaje recogido en el Corán, en el que se muestra la voluntad de Abraham (Ibrahim) de sacrificar a su hijo Ismael (en la Biblia es Isaac, quien sería sacrificado) como un acto de obediencia a Dios, antes de que Dios interviniera para proporcionarle un cordero y que sacrificara a este animal en su lugar.
En varios países del África musulmana, tales como Malí, Níger, Senegal o Benín, dan el nombre de Tabaski a esta fiesta y en una parte de Amazighs en África del Norte la nombran Tafaska. En muchos lugares de habla hispana es conocida como Fiesta del Cordero o también como Fiesta del Borrego.
Esta festividad, cuya fecha no es fija con respecto al calendario gregoriano o a las estaciones, tiene lugar el décimo día del mes de Du ul-Hiyya, lo que sucede 70 días después del Eid al-Fitr. Eid al-Adha es parte del Hach, la gran peregrinación a La Meca, que debe realizarse por lo menos una vez en la vida durante este mes.
La tradición indica que la mañana del día de Eid al-Adha, luego de la oración especial hecha 20 minutos después de la salida del sol, el jefe de cada familia es el responsable de sacrificar al animal ( ésto si la ley del país lo permite). De no ser posible, existe la autorización de que un carnicero o una tercera persona lleve a cabo esta tarea, siempre buscando causar el menor dolor, dirigiendo la cabeza del animal hacia La Meca y dejando que su cuerpo expulse toda la sangre, para que la acción –y la carne que resulte de ésta– sea considerada halal.
Aunque lo más común es sacrificar una oveja o una vaca, de acuerdo con la región o país la ofrenda puede ser un toro, una cabra, una ternera e incluso un camello o un dromedario. En el caso de los bovinos, el animal debe tener más de 2 años de edad; en el de los ovinos, al menos seis meses, aunque lo más recomendable es que sean mayores de un año. Deben estar sanos y no tener ningún defecto físico . Los machos castrados están autorizados.
Tras el sacrificio, la carne es separada en tercios: uno para la persona que obsequia la bestia, otro para repartir entre parientes y vecinos y el último para los necesitados (huérfanos y pobres), independientemente de su religión o nacionalidad.
En Francia, para 2016, se estimaba que se sacrificaban un promedio de 100 000 ovejas para ofrendar durante Eid al-Adha.