La historia de Naranpol se repite más de lo que imaginás
En los años 90, Naranpol era una de las empresas más queridas del país.
Una fábrica familiar, con empleados fieles y una marca poderosa.
Pero todo terminó con un escándalo: la muerte inesperada de uno de los socios desató una guerra entre herederos, otro socio mayoritario y los empleados.
Hubo juicios. Embargos. Despidos masivos.
Y lo peor: la marca desapareció del mercado por años.
Todo por no tener un plan de continuidad societaria.
¿Y si pasa en tu pyme?
Mariano, un cliente mío, lo entendió a tiempo.
Él y su hermano tenían una empresa industrial en el sur.
Uno operaba. El otro era el técnico.
Y un día, sin aviso, el técnico falleció.
Pero habían hecho bien las cosas:
✅ Acuerdo societario.
✅ Seguro Hombre Clave.
✅ Seguro de continuidad.
Gracias a eso, la empresa no se detuvo.
Pagaron los costos del duelo y reestructuración.
Los herederos recibieron lo pactado.
Y Mariano siguió adelante.
Moraleja empresarial:
“Una empresa sin previsión no necesita enemigos:
ella misma se autodestruye.”
Si querés que tu pyme no dependa de un milagro…
Hablame.
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