Pésaj: libertad, memoria y una mesa que une generaciones

Mientras el mundo se prepara para celebrar Pascuas con chocolate y conejitos, en cada hogar judío se revive una historia milenaria de libertad, resiliencia y fe.

Pésaj: libertad, memoria y una mesa que une generaciones

Cuando pensamos en Pascuas, lo primero que se nos viene a la cabeza es chocolate, conejitos y búsqueda de huevos. Pero para millones de personas en el mundo, las Pascuas tienen otro nombre, otro sabor y una carga emocional muy distinta: Pésaj.

El Pésaj, o Pascua judía, es mucho más que una festividad. Es una declaración de principios. Es la celebración de la libertad del pueblo hebreo tras siglos de esclavitud en Egipto. Es la noche del Séder, donde cada comida tiene un significado y cada gesto evoca una historia milenaria.

Pero también, Pésaj es una ceremonia íntima. Es una abuela enseñándole a su nieto por qué se come pan sin levadura. Es un padre leyendo la Hagadá con emoción, sabiendo que está cumpliendo con un mandato ancestral: contarle a los hijos lo que vivieron sus antepasados. Es una mesa larga donde se sientan juntos los que creen, los que dudan y los que simplemente quieren recordar.

Y eso es lo maravilloso: Pésaj no solo recuerda la libertad física, sino que también invita a reflexionar sobre nuestras propias esclavitudes modernas. ¿Qué cadenas arrastramos hoy? ¿Qué costumbres, miedos o estructuras nos impiden ser libres?

En un mundo que va tan rápido, donde el presente a veces nos arrasa, Pésaj nos propone pausar. Mirar hacia atrás no con nostalgia, sino con gratitud. Y mirar hacia adelante con esperanza.

Porque al final, esta no es solo una historia del pueblo judío. Es la historia de cualquiera que alguna vez buscó liberarse y empezar de nuevo. Y eso, en algún punto, nos incluye a todos.

¡Jag Pésaj Sameaj!

Jolivet Grupo Financiero