Las razones son varias: sin duda, la pandemia es la principal. Han colapsado absolutamente todas las actividades. El hecho de que estemos "guardados en casa" hace que nuestros automóviles permanezcan estacionados, casi sin uso, lo cual conlleva a no recargar el tanque. Sin embargo, son los aviones, los mayores consumidores y, como todos sabemos, los aeropuertos del mundo están casi paralizados.

A esta razón, debemos agregar la guerra de precios entre Arabia y Rusia y el agotamiento de la capacidad de almacenamiento confluyen en una coyuntura sin precedentes. Ya no hay dónde guardar tanto petróleo sin usar...Quien produce o tiene un bien (sea petróleo, deshechos nucleares, basura o cualquier otro), le paga a otro para que se lo lleve. Hoy, "el que se lo lleva", no tiene un destino donde dejarlo. Por lo que, entonces, no lo retira. Eso significa precio negativo.

"El precio internacional del petróleo no solo cayó un 66% en el primer trimestre del año. En abril siguió en baja, y el barril de crudo estadounidense WTI llegó a cotizar este lunes por debajo de cero, una situación sin precedentes".

Ya no hay lugar donde almacenar tanto petróleo sin consumir.  Por supuesto que la pandemia es la causa principal. Pero no es la única razón: El fin de un acuerdo de tres años sobre cuotas de producción que habían acordado, hasta el 31 de marzo, los países productores de petróleo miembros y no miembros de la OPEP. Ese acuerdo ya se sabía muerto desde principios de enero, cuando fracasó un intento para renovarlo por diferencias entre Arabia (el principal productor de la OPEP) y Rusia (el segundo principal productor no miembro de la OPEP; el primero es EEUU, que es de todos modos un importador neto del hidrocarburo).

Las refinerías, mientras tanto, están perdiendo dinero a montones, ya que, no sólo no venden el crudo, sino que tienen que pagarle a alguien para que se lo lleve hasta que logren sellar los pozos. Sellarlos es tan caro, que ellas están prefiriendo pagarle a alguien para que se lo lleve. Por eso "precio negativo".

Desde luego, es de esperarse que, una vez controlada la pandemia, todo vuelva paulatinamente a la normalidad.