Hoy,  sábado 20 de junio,  se recuerda el día de la muerte del General Manuel Belgrano, el padre de la bandera nacional.

La fecha patria está incorporada al calendario oficial de feriados nacionales 2020, pero a diferencia de la conmemoración por el fallecimiento de Güemes, el sábado 20 de junio es una fecha inamovible: no se traslada a otro día de la semana para aprovecharlo como feriado puente.

Ambos días de celebración patria asumen los preceptos establecidos en los feriados nacionales: aquellos locales, servicios o empresas que decidan abrir deberán aplicar el artículo 166 de la Ley de Contrato de Trabajo. “En caso de que el trabajador preste servicios en estos días -informa la disposición-, cobrará la remuneración normal de los días laborables más una cantidad igual. El trabajador que opte por no asistir, cobrará su remuneración normal sin recargo”.

Un poquito de cultura:

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, era su nombre completo.  Fue el cuarto General en Jefe del Ejército del Norte. Su antecesor fue Pueyrredón y su sucesor, San Martín.

Pero varios años antes, se destacó como  Jefe del Regimiento de Patricios y,  para recomponer la disciplina, el regimiento fue enviado a Rosario a vigilar el río Paraná contra avances de los realistas de Montevideo.

Allí, en Rosario, a las orillas del río Paraná, el 27 de febrero de 1812,  enarboló por primera vez la bandera argentina, creada por él con los colores de la escarapela, también obra suya. Lo hizo ante las baterías de artillería que denominó "Libertad" e "Independencia", donde hoy se ubica el Monumento Histórico Nacional a la Bandera.

Inicialmente, la bandera era un distintivo para su división del ejército, pero luego la adoptó como un símbolo de independencia. Esta actitud le costó su primer enfrentamiento abierto con el gobierno centralista de Buenos Aires, personificado en la figura del ministro Bernardino Rivadavia, de posturas netamente europeizantes.

El Triunvirato reaccionó alarmado: la situación militar podría obligar a declarar una vez más la soberanía del rey Fernando VII de España, de modo que Rivadavia le ordenó destruir la bandera. Sin embargo, Belgrano la guardó y decidió que la impondría después de alguna victoria que levantara los ánimos del ejército y del Triunvirato.

Y así lo hizo.