En Argentina, el Estado paga prestaciones a más de 18 millones de personas, de los cuales, unos 8,8 millones son jubilados y pensionados (existen además casi cuatro millones que perciben la Asignación Universal por Hijo y más de 5 millones que cobran asignaciones familiares), lo que representa casi el 20% de la población del país.

El 50% cobra la jubilación mínima, la cual no alcanza ni cerca, para afrontar la canasta básica.

De esos 8,8 millones de jubilados y pensionados, únicamente 3 millones de personas accedieron a la prestación cumpliendo todos los requisitos de edad y de años cotizados que marcaba la ley, según un informe publicado por el instituto argentino Idesa (@IDESAar).

Sí. Leíste bien.

En concreto, este centro de estudios independiente expone que "5 millones de jubilados y pensionados sin aportes o con aportes insuficientes obtuvieron el beneficio a través de pensiones no contributivas y moratorias; en torno a 900.000 beneficiarios se jubilaron con algún régimen especial  y tan solo 3 millones de personas accedieron al beneficio encuadrados en las reglas fijadas para el régimen general".

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Idesa: Jubilaciones Argentina

Pero además, entre el resto de los jubilados y pensionados, la gran mayoría también obtuvo su beneficio sin cumplir con la totalidad de aportes que exige el régimen general. En conclusión, 2 de cada 3 jubilaciones y pensiones fueron otorgadas con normas diferentes al régimen general.

Sí. Dos de cada tres...

Junto a este desequilibrio, el sistema sufre tres problemas añadidos:

1) hay poco más de un trabajador activo por cada jubilado, cuando los expertos señalan que para que el sistema fuera sostenible debería haber al menos tres;

2) el gasto en jubilaciones se come el 40% del gasto público nacional y sumado al resto de pensiones, representa el 60% del total;

3) lo que el Gobierno recauda, noo alcanza.

Por eso afirmo que los jóvenes de hoy tienen un futuro más que incierto.  La generación de adultos mayores de hoy no ha tenido más remedio que optar por seguir trabajando, decisión ésta que, como comprenderás, perjudica al mercado laboral de los más jóvenes.

El escenario futuro para ellos es oscuro. Cuando el tiempo pase, tendrán que seguir trabajando y olvidarse de jubilarse.

En economía, los razonamientos que parecen más sencillos y coherentes muchas veces no solo no lo son, sino que además pueden ser hasta contraproducentes. No existen soluciones fáciles a problemas complejos.

Sin embargo, hay otras opiniones:

"Es un poco triste escuchar argumentos en el siglo XXI que parecían superados. Es un poco de teoría de la cantidad de trabajo que es fija. Esta teoría es falsa e ideológicamente se utiliza para cualquier cosa desde decir que los inmigrantes quitan el trabajo a los nativos, que los mayores quitan el trabajo a los jóvenes y hace muchas décadas cuando la mujer se incorporó al mercado laboral que las mujeres le acabarían quitando el trabajo a los hombres", asegura el economista José Ignacio Conde-Ruiz, profesor de Economía en la Universidad Complutense.

Alicia H. Munnell y April Yanyuan Wu, profesores de la Universidad de Stanford han estudiado el impacto en el mercado laboral de retrasar la edad de jubilación en EEUU entre 1977 y 2011. Los resultados evidencian que no existe ningún tipo de desplazamiento en ningún tipo de trabajador (mujer, hombre, cualificado...).

La verdad es una sola: el futuro de los más jóvenes es altamente incierto.

Te damos alguna solución: la jubilación privada

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